martes, 1 de mayo de 2012

La viajera que quiso enseñarme a besar......


A ella no le gustan estas cosas, prefiere demostrar lo que siente mirándote directamente a los ojos,  yo sin embargo, justo lo contrario, soy feliz demostrando lo que siento, quizás sea este el espíritu que nos mantiene unidos, somos diferentes, pero nos amamos con la misma contundencia con la que lo hacíamos hace ya una década.
El 1º de Mayo de 2004, renuncié a mi orgullo, le regalé un sí quiero ante la mirada de uno de mis enemigos, sabía que la hacía feliz, mereció la pena recibir aquella herida, la luz con la que ella miraba a Santa Ana me confirmó que sería para toda la vida.
Mucha gente no se atreve a tomar el camino, que nadie sabe donde termina, prefieren seguir andando por uno, cuyo final ya conoce, un matrimonio de conveniencia es hoy en día lo más habitual.
Yo no sabía lo que suponía amar, yo me di cuenta cuando empecé a creer que si el corazón de ella dejará de latir, sería mi cuerpo el que se enfriaría antes, la necesito, necesito que sonría para yo poder reír, no puedo verla llorar, es mi alma la que sufre, la necesito, la necesitamos.
Hemos aprendido juntos las cosas importantes, nos respetamos a pesar de no entendernos en algunas ocasiones, cuando me irrito, ella se serena, me proporciona equilibrio a cambio de algo de sangre.
Ella no se da importancia, sin darse cuenta, se comporta con sus hijos como si hubiese sido madre toda la vida y al mismo tiempo se mantiene junto a su madre, como la hija que nunca se fue de casa, se hace respetar y respeta.
Acerté eligiendo el camino por descubrir, las curvas de la vida a tu lado son menos peligrosas, me gusta soñar contigo, todos los días, recordar lo ya vivido, ha sido intenso, ha sido maravilloso.
Gracias Ana, por elegirme como compañero, por los príncipes, por sonreír.

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